Por Juan Ramón López
Crítico de cine y director de los Premios Cinemasmusic
Fue en 1986, durante el transcurso de los Encuentros Internacionales de Música de Cine de Sevilla, cuando tuve el inmenso privilegio de conocer y disfrutar en un colosal concierto, de la magia de un caballero aragonés que paraba el tiempo con su música. Era la elegancia personificada con la batuta y demostró estar a la altura de otro grande de la música como era el compositor francés Georges Delerue, habitual de las películas de François Truffaut.
El catedrático de composición turolense deja un amplio legado galardonado en los foros de mayor prestigio nacional e internacional. Recibió el Premio Nacional de Teatro (1971), el Premio Nacional de Pedagogía e Investigación Musical (1991), el Premio Nacional de Música (1993), la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1998), o el Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria (2006) y el Premio Cinemasmusic (2020).
Pero nunca recibió un Goya, era el premio que faltaba en su vitrina de galardones. La única razón fue que toda su producción musical la realizó en una época en la que aún no existían estos premios. En mis últimas conversaciones con su hija Adriana y con el maestro, me confesaba que le hubiera hecho mucha ilusión recibirlo, aunque fuera honorifico por su carrera. Ya no será posible en vida, pero creo que la Academia debería reconocerlo aunque fuera de forma póstuma. Descanse en paz Maestro, su música siempre estará con nosotros.
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