P. ¿Cómo conociste a José Luis Garci?
R. José Luis Garci me llamó para decirme que quería que trabajara en Tiovivo c. 1950. Nunca pensé que era un actor para Garci ni que me llamaría para que hiciéramos una película juntos. Me sorprendió mucho que me llamara y acepté encantado. Con José Luis descubrí una forma diferente de hacer cine. Todo era muy distinto a lo que había hecho con anterioridad. La experiencia fue tan satisfactoria que después volví a rodar cuatro películas más con él. Garci es un tipo que ama todo esto y disfruta enormemente trabajando en el cine. Y sobre todo, es una parte muy importante de la historia de nuestra cinematografía.
P. Has trabajado con muchos de los mejores directores españoles de las últimas décadas. ¿Con cuáles te has sentido más a gusto?
R. Álex de la Iglesia, José Luis Garci, Pedro Costa, Fernando León de Aranoa, Gracia Querejeta,
Santiago Segura, Pedro Barbero, Óscar Aibar, Paco Arango, Miguel Bardem, Bigas Luna, Antonio del Real, Vicente Aranda, Javier Fesser… Y todos los que se me olvidan en este momento.
P. ¿Qué relación guardas con todos estos grandes cineastas?
R. Tengo una excelente relación con todos los directores con los que he trabajado. Dejando a un lado mi valía profesional, yo no existiría como actor si no fuera por ellos.
P. Cuéntanos alguna anécdota que recuerdes con especial cariño.
R. Me acuerdo de una anécdota muy divertida con Fernando León de Aranoa. Un buen día me llama a mi casa para decirme que estaba preparando su segunda película (no había visto Familia, su primer filme). La cinta se titulaba Barrio, Elías Querejeta (el Productor con mayúscula), era el encargado de la producción y había un personaje que le gustaría que yo interpretara. «Me gustaría que leyeras el guion a ver si te gusta y te apetece hacerlo», me dijo Fernando. Y yo le contesté: «Mira Fernando, te voy ser sincero. Me guste o no me guste, lo voy a hacer. En estos momentos no estoy para elegir. Cuenta conmigo». Fernando me volvió a insistir en que leyera el guion antes de aceptar el papel: «Me gustaría que leyeras el guion y que me des tu impresión. Vamos a quedar y lo vamos viendo». Quedamos en un brasileño. Me dio el guion después después de una suculenta comida y me leí el 75 % en el metro. Cuando llegué a mi casa lo llamé corriendo: «Me parece un guion acojonante. Cuenta conmigo, Fernando». Después rodamos otras dos películas juntos: Los lunes al sol y Princesas.
P. ¿Qué valores y competencias hay que tener para dedicarse a la interpretación?
R. ¿Hay que tener valores para ser un actor? (se ríe). Cualquiera puede ser un actor. Hasta un asesino. No creo que haya que tener valores. Lo que hay que tener son cualidades.
P. Entonces, ¿qué cualidades tiene que tener un actor?
R. Ser siempre un niño. Querer aprender constantemente. Tener ilusión por todo lo que se hace. Ser empático, aunque algunas veces hay que ser antipático (se ríe). Y ser un exhibicionista, pero solo en los momentos en los que estás delante de la cámara. Crear un personaje está muy bien, aunque prefiero ser yo mismo. ¿Podía haber creado un personaje y haber llamado mucho más la atención? Sí. Pero no es lo mío. Lo mío es que me maquillen y me pongan el disfraz en la producción que vaya a realizar. No quiero ir por la vida maquillado.
P. ¿Qué estás haciendo en estos momentos, Enrique?
R. Un taller de interpretación online para principiantes. La idea se me ocurrió para pasar el tiempo en la etapa en la que nos tuvieron encerrados en casa. Para mí era un reto realizar este taller. Mi mujer no paraba de decirme: «Hazlo, hazlo». Y yo le contestaba: «Es que no soy maestro de nadie». La experiencia es muy positiva, porque tengo varios alumnos y lo pasamos muy bien. Se trata de un taller de doce horas, de un mes de duración, de tres horas a la semana, de tú a tú.
Como he dicho este taller es para gente que se inicia en el mundo de la interpretación. A mí nunca se me ocurriría darle clases a un actor consagrado o a una persona que haya hecho el curso en la RESAD. Inicié el curso durante el confinamiento y lo he vuelto a sacar otra vez con unos cuantos alumnos. La verdad es que lo paso muy bien con ellos.
Ahora estamos haciendo una cosa bastante divertida: les estoy enseñando a narrar un cuento de Edgar Allan Poe, La muerte roja, de forma interpretativa. Les hablo de la voz, de la expresión corporal, les enseño a respirar a través de unos monólogos, les aconsejo que compren ciertos libros para que se empapen de los distintos métodos interpretativos que existen… También les hablo sobre mis experiencias profesionales y mi forma de trabajar. Les enseño a mostrar sus sentimientos, a analizar textos, a que lo que digan suene a verdad… Estoy muy contento y orgulloso de este trabajo.
P. ¿Nos puedes adelantar algunos de tus próximos proyectos?
R. Tengo muchos proyectos y muy buenos proyectos, pero somos un país que arriesga muy poco y prefiere comprar lo de fuera. Hay infinidad de gente joven con muchísimo valor y talento, y se debería apostar por ellos. Son un extraordinario grupo de nuevos cineastas que son muy creativos y tienen grandes ideas. Pero no las pueden desarrollar.
Este año solo he trabajado tres días. La vida del actor es así. Y no me quejo porque como yo están el noventa y tantos por ciento de mis compañeros. Como veis no soy el único. He rodado Donde viajan dos, de Curro Velázquez, con Jesús Vidal y con el Langui. Estoy encantado de haber participado en un programa de ese estilo. Un programa de Televisión Española que lo echaban los viernes por la noche. Ahora lo puedes ver en RTVE a la carta. Intentamos darle visión a la discapacidad. Y he disfrutado mucho haciendo del ministro de Inclusión (se ríe).
Dentro de muy poco van a emitir en Antena 3 El nudo. La serie que rodé el año pasado y que ahora mismo se puede ver en Atresmedia Player. El año pasado tuve que rechazar tres papeles porque coincidían en las fechas. La vida del actor es una espera constante. Eso lo dijo el inolvidable Fernando Fernán Gómez y es verdad. Siempre estás esperando en plató, en el camerino, a que suene el teléfono… Aunque es algo que está dentro de lo normal, a veces, cuando no nos llaman pensamos que es porque ya no nos quieren (se ríe). Cuando no me llaman digo: «¡Ya se han olvidado de mí!» (se ríe). Pero no soy el único, eso le pasa siempre a todos los actores.
P. ¿Nos puedes adelantar algo sobre el libro de memorias que estás escribiendo?
R. Que estoy viviendo todavía para poder escribirlo (se ríe). Lo publicaré cuando me jubile (espero que dentro de muchos años). Lo único que os puedo decir es que el título provisional es Cómo ser secundario y no morir en el intento. Aunque a lo mejor acabo escribiendo dos libros de memorias en vez de uno solo. Tengo tantas cosas que contar…
En estos momentos, también estoy intentando poner en marcha una película que se titula 47 minutos. A ver si todo sale bien y empezamos a rodar en breve.
P. ¿Nos puedes decir algo más sobre esta película?
R. Solo os puedo decir que se trata de una película de terror psicológico. Y nada más (se ríe). Hasta aquí puedo leer (se vuelve a reír).
P. ¿Les puedes enviar un mensaje de agradecimiento a tus seguidores?
R. ¡Muchas gracias por leer la entrevista y que os vaya muy bien!