Dejando a un lado la poesía épica, es muy difícil encontrar adaptaciones cinematográficas de un poema, terreno casi exclusivo de la novela.
La poesía es un género literario muy genuino que le permite al poeta expresar libremente sus sentimientos y conocimientos desde la perspectiva del lenguaje creador de mundos.
Luis Alberto de Cuenca es uno de nuestros maestros del verso más importantes y su obra poética es una de las cumbres más altas del panorama lírico español.
Actualmente, comparte sus amplios saberes cinematográficos, junto a otros tres grandes de nuestra cultura: Luis Herrero, José Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce, con todos los oyentes del programa radiofónico Cowboys de medianoche (esRadio, viernes 22:00 horas).
Cuando pensamos en la relación entre cine y literatura, por lo general, se nos vienen a la mente una serie de puntos de convergencia que tienen que ver con la narrativa o el teatro. Pero esto no tiene por qué ser siempre de esta manera. Así como el cine es una forma de arte global que puede integrarse y alimentarse de muchas disciplinas, también lo puede hacer de un género literario no necesariamente narrativo como lo es la poesía. Quizás no seamos capaces, a simple vista, de encontrar fácilmente adaptaciones de un poema como lo haríamos de una novela (exceptuando la poesía épica porque principalmente se cuentan historias). Aunque sí podemos hallar muchos ejemplos en los cuales un poema cumple un papel principal en la película, tanto en su descripción como en lo que nos trae a la memoria. Y es a partir de esto último donde identificamos la enorme contribución que la poesía puede aportar al cine.
¿Qué es la poesía? ¿Es la poesía una fuente de conocimiento? ¿Es el poeta el componente primordial entre la inevitable conexión que se produce entre la irrealidad y la realidad? ¿Permite el ejercicio poético una representación y comprensión del mundo en que vivimos y las sensaciones de las personas que lo habitamos? La poesía es otra manera peculiar de expresar los sentimientos y habitar un mundo en el que transitamos como meros pasajeros; una forma de vaciar nuestros corazones de penas y preocupaciones; una vía de escape para propagar nuestras disposiciones emocionales. Con ella el poeta habla sobre su comprensión de la realidad, regalándonos sus conocimientos desde la perspectiva del lenguaje creador de mundos.
Para prestar la debida atención a la acción poética y generar esa actitud se debe activar nuestra proximidad al lenguaje, al movimiento de la palabra, a los deseos y al entendimiento. El lenguaje divide y acerca a partes iguales y, en función de la poesía, determina la búsqueda de los lectores que acentúan la confluencia con el pensamiento, ya que la poesía nos pone en bandeja todos los beneficios que tiene pensar, razonar y aprender. El lenguaje permite la comprensión y la interpretación del mundo; desvela qué es lo que la palabra presenta y oculta en sus acciones: la palabra, el lenguaje que festeja la amalgama fraternal de todas las generaciones.
Pocos poetas como Luis Alberto de Cuenca tienen esa habilidad tan espontánea para mezclar las ideas homogéneas de la poesía lírica con la gloria que emerge de la épica heroica. Filólogo, poeta, ensayista, traductor, profesor de Investigación de Filología Griega, secretario de estado de Cultura, director de la Biblioteca Nacional… Uno de los elementos fundamentales —y quizás el más descollante— de la poesía de este autor es la hipertextualidad (la relación de un texto con otro anterior, de un texto B con otro texto A), ya que sus textos se conciben a partir de otros. Sin contar con el beneplácito de los patrones tradicionales, se encara con estos modelos originales empleando la ironía y la parodia —dos de sus principales armas de combate textual—, mediante una entretenida actitud que busca la fascinación y la connivencia indagadora del lector.
Ilustrado y ocurrente, intenso y cercano, infausto e ingenioso, tradicional y renovado, asume todos los riesgos que hagan falta, como nadie sabe hacer, sin medir las consecuencias, de la desgracia o el infortunio, de la falta de afectos, del arduo camino hacia el amor o del intenso grado de tristeza y ansiedad que se sufre tras la ruptura de una relación amorosa. La poesía de Luis Alberto es uno de los puntos más altos de la causticidad, la presteza y la perspicacia de un estilo, de un raciocinio, de una eterna intranquilidad. Además de una declaración del desvalimiento de la miseria humana que se esconde en las incontables hebras de los hilos que tejen sus puntadas culturales.
Desde Los retratos (1971) hasta Bloc de otoño (2018), pasando por La caja de plata (1985), por el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía, apreciamos la formación clásica y las profusas aficiones (la música, el cómic, el cine, el universo de Star Wars, los caballeros andantes) de este genial poeta madrileño, que le han hecho digno merecedor de un gigantesco conjunto de conocimientos culturales que se traslada a sus poemas, unas veces como eje central de su profundas reflexiones poéticas y otras como simple elemento decorativo. El designio de este maestro de la rima es transportar a las personas que surgen de los días sumidos en la miseria a la poesía: la manera de nutrir el espíritu que es cariño y desolación como otros han apuntado.
Poeta culto, compositor de muchos de los grandes éxitos de la Orquesta Mondragón (mítico grupo musical fundado por el excéntrico Javier Gurruchaga) y el cantante «feo, fuerte y formal» José María Sanz Beltrán «Loquillo», impetuoso aficionado al cine, aventurero en Tanzania, homérico cowboy del verso, prologuista de lujo en libros relacionados con el séptimo arte tan interesantes como Duke, la leyenda de un gigante (T&B Editores), de Juan Tejero y
Mabuse. El eterno retorno (Notorious Ediciones), de Noemí Guillermo, persona agradable, apreciada y querida por todos, Luis Alberto ha sido colaborador habitual en el emblemático programa de TVE ¡Qué grande es el cine! En la actualidad, comparte sus profundos conocimientos cinematográficos, junto a otros tres fueras de serie: Luis Herrero, José Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce, con todos los oyentes del programa radiofónico Cowboys de medianoche (esRadio, viernes 22:00 horas), uno de los espacios imprescindibles para todos los amantes de la cultura.
Pregunta. Desde que irrumpiste en el mundo de la poesía española en 1971 hasta la actualidad, ¿cómo definirías tu carrera profesional?
Respuesta. He alcanzado las metas que ni siquiera me propuse. En eso la fortuna ha tenido mucho que ver.
P. ¿Desde cuándo escribes y qué te empujó a hacerlo?
R. Desde los once años. No elegí escribir. Me vino impuesto por mi código genético (supongo).
P. ¿Qué es para ti la poesía?
R. Una manera de hacerse preguntas necesarias que no tienen respuesta.
P. ¿Recuerdas tus primeras lecturas?
R. Todos los clásicos de la colección Araluce. Inmediatamente después, Juan Ramón Jiménez, Shakespeare, Homero.
P. Aunque has cultivado géneros literarios como la narrativa y el ensayo, la poesía es tu seña de identidad. ¿Qué te da la poesía frente a la narrativa?
R. La brevedad, la concisión, la quintaesencia frente al fárrago (que diría Gracián).
P. ¿Qué es lo que más te apasiona de la poesía?
R. Su garbo, su distinción, su capacidad comunicativa, la intensidad de su código expresivo.
P. ¿La poesía es fruto de la inspiración o del trabajo?
R. Sin inspiración no hay poesía. Sin trabajo puede haberla. Hay poemas que te regalan las musas de principio a fin.
P. ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
R. La vida. La cultura. Ambas son vasos comunicantes. Se llevan muy bien entre ellas.
P. ¿Qué concepción tienes de la poesía? ¿Qué meta debe alcanzar este arte y qué puede cambiar?
R. Sobre todas las cosas debe emocionar. Creo en la claridad y descreo del hermetismo.
P. ¿Por qué le escribes tanto al amor?
R. Porque es nuestra razón de ser. La vida sin amor no vale la pena.
P. ¿Cuáles son tus poemas de amor favoritos?
R. Los de Safo, Catulo y Lope de Vega.
P. Has logrado numerosos premios literarios a lo largo de tu extensa y fructífera trayectoria profesional. ¿Crees que los premios te han ayudado a evolucionar como profesional?
R. Siempre ayudan los premios. Quieren decir que has dado en el clavo. Pero a la vez no significan nada.
P. ¿Escribir es una necesidad?
R. Desde luego. Pero cuando la inspiración acucia. No siempre.
P. ¿Qué pasos sigues a la hora de escribir poesía?
R. Escribo en el ordenador, cómodamente sentado. Lo dejo reposar y vuelvo luego para rematar la faena.
P. ¿Por qué la poesía actual prescinde de la rima y la métrica?
R. Pero no del ritmo. Y, en mi caso, tampoco de la métrica ni de la rima.
P. ¿Dónde se encuentra la poesía ahora mismo?
R. Donde ha estado siempre. Morirá cuando muera el último ser humano sobre el planeta Tierra.
P. ¿Qué hace falta para ser un buen poeta?
R. Tener algo que decir y saber decirlo con sabiduría y con gracia.
P. ¿Te consideras dentro de alguna corriente literaria?
R. Me gusta alinearme en las filas de la «línea clara», una etiqueta que el crítico José Luis García Martín inventó para mi poesía, tomándolo del lenguaje de los cómics.
P. ¿Cuál es el mejor de tus libros o el que más te gusta de todos los que has escrito?
R. Cambio de favorito con frecuencia. Hoy optaría por el último, Bloc de otoño (Visor, 2018).
P. ¿Conservas todavía la esperanza de entrar en la RAE algún día?
R. Por supuesto. La esperanza es lo último que se pierde.
P. ¿En qué etapa de tu trayectoria profesional te encuentras ahora mismo?
R. En una etapa reflexiva, de prospección, de análisis, de despedida.
P. ¿Qué valores y competencias hay que tener para dedicarse a la literatura?
R. La literatura es una pasión que se transmite genéticamente. En mi familia ha habido muchos letraheridos en las últimas generaciones. La competencia en literatura se alcanza leyendo. Borges dijo que «es absurdo jactarse de lo que ha escrito uno y que, en cambio, procede enorgullecerse de lo que uno ha leído (la cita no es textual)».
P. ¿Qué consejos les darías a los jóvenes poetas que están empezando?
R. Que lean sin cesar a los clásicos.
P. ¿Qué poetas son tus principales referentes?
R. Francisco de Aldana, Lope de Vega, Walt Whitman, Pere Gimferrer.
P. ¿Cuáles son tus libros de cabecera o las obras literarias que más han marcado tu vida?
R. Las obras teatrales de Shakespeare. Me marcaron a fuego.
P. Lo mismo lees una obra de teatro de Shakespeare que un cómic de Spiderman. ¿De qué manera han influido los cómics, sobre todo los de Marvel, en tu obra?
R. Me han influido más los cómics que aparecían en los periódicos que los comic books. Más Flash Gordon, The Phantom, Prince Valiant o El Guerrero del Antifaz que los superhéroes marvelianos.
P. También eres un gran aficionado al cine, aunque sabemos que no te gusta la palabra cinéfilo, y colaboras todos los viernes a las 22:00 horas en Cowboys de medianoche (esRadio), un programa de cine dirigido por Luis Herrero en el que también participan José Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce. ¿Cómo surgió la posibilidad de colaborar en este espacio?
R. Fue José Luis Garci quien me llevó a Cowboys de medianoche. Hace ya muchos años de eso. Soy muy feliz perteneciendo a ese equipo.
P. ¿Qué cualidades destacarías de los otros tres cowboys?
R. La profesionalidad de Luis, la memoria prodigiosa de José Luis, la erudición cinematográfica de Eduardo.
P. ¿Qué es para ti el cine? ¿Por qué te gusta tanto?
R. Hay un antes y un después del cine en la creación literaria. Me gustan las películas que me gustan. No soy un especialista en el séptimo arte.
P. ¿Cuáles son tus actores favoritos (españoles y extranjeros)?
R. John Wayne, Gary Cooper, Bela Lugosi, Pepe Isbert, José Coronado.
P. ¿Cuáles son tus actrices favoritas (españolas y extranjeras)?
R. Mae West, Miriam Hopkins, Gloria Grahame, Hedy Lamarr, Irene Escolar.
P. ¿Cuáles son tus directores favoritos (españoles y extranjeros)?
R. Howard Hawks, Fritz Lang, Cecil B. DeMille, Luis García Berlanga, José Luis Garci.
P. ¿Cuáles son tus películas favoritas (españolas y extranjeras)?
R. Scarface (1932), Münchhausen (1943), Plácido (1961), Tiovivo c. 1950 (2004).
P. ¿Cuál crees que ha sido la estrella de cine más importante de la historia?
R. John Wayne.
P. ¿Cuáles son tus géneros cinematográficos favoritos?
R. Aventuras, terror (clásico), musicales, cine noir.
P. ¿Qué otras aficiones tienes aparte de la literatura y del cine?
R. Los cómics, los álbumes de cromos, los deportes desde el sillón.
P. ¿Qué estás haciendo en estos momentos, Luis Alberto?
R. Respondiendo a tu cuestionario y viendo un partido de fútbol por la tele. No solo las mujeres pueden hacer varias cosas a la vez.
P. ¿Nos puedes adelantar algunos de tus próximos proyectos?
R. Publicar un libro con las mejores entrevistas que me han hecho y otro con mis mejores prólogos.
P. ¿Les puedes enviar un mensaje de agradecimiento a tus seguidores?
R. El mero hecho de tener seguidores ya me parece una maravilla. Gracias, de todo corazón, queridos amigos.
P. ¿Nos puedes recitar alguno de tus poemas a modo de despedida?
Creado y dedicado a su esposa Alicia en el primer confinamiento de la pandemia.
Como un tenue golpe de aire y con un olor a jazmín primaveral ha atravesado Luis Alberto de Cuenca por nuestros corazones. Parco en palabras, como su poesía, hemos tenido el privilegio de conocer algo más a este robinson de nuestra literatura. ¡Gracias Alberto! ¡Esperamos tener otro pronto encuentro para que nos cuentes más aventuras!
¡Muchas gracias a Conrado Reviriego (Redes sociales no oficiales de Cowboys de medianoche, Enstrean Ingeniería S. L.) y a Emilio Dumas (La Galerna) por su colaboración en esta entrevista!
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